
octubre 1
ADÓRAME SOLO A MÍ. Yo soy Rey de reyes y Señor de señores, que habita en luz tan deslumbrante que ningún humano puede acercársele. ¡Yo me preocupo de ti! Y no solo estoy comprometido a cuidarte sino que también soy absolutamente capaz de hacerlo. Descansa en mí cuando te sientas cansado porque esta es también una forma de adorarme.
Aunque la autoflagelación ha pasado de moda, muchos de mis hijos viven como caballos de carrera. Se incitan a la acción, no haciendo caso a lo exhaustos que pudieren estar. Se olvidan que yo soy soberano y que mis pensamientos y conducta son radicalmente diferentes a los de ustedes. Es posible que en la intimidad se sientan resentidos conmigo por considerarme demasiado duro. Quizás su adoración sea tibia porque he dejado de ser su primer amor.
Mi invitación nunca cambia: Vengan a mí los que estén cansados y afligidos y yo los haré descansar. Adórame descansando confiadamente en mi Presencia.
La cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
—1 Timoteo 6.15–16
«Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos -afirma el SEÑOR-. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!
—Isaías 55.8–9 (NVI)
Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al principio!
—Apocalipsis 2.4 (NTV)
«Vengan a mí los que estén cansados y afligidos y yo los haré descansar».
—Mateo 11.28 (NBD)