
20 Mayo
CUANDO TUS PECADOS TE PESEN DEMASIADO, ven a mí. Confiésame tus faltas, las que conozco antes que pronuncies la primera palabra. Permanece en la luz de mi Presencia recibiendo perdón, limpieza y sanidad. Recuerda que te he cubierto con mi manto de justicia por lo que nada te podrá separar de mí. Cada vez que tropieces o caigas allí estoy yo para ayudarte.
La tendencia del hombre es ocultarse de su pecado, buscando refugio en la oscuridad. Allí recurre a la autocompasión, a la negación, a la autojustificación, a culpar a otros y a odiar. Pero yo soy la luz del mundo y mi iluminación derrota a las tinieblas. Acércate a mí y deja que mi luz te envuelva sacándote de las tinieblas e inundándote de paz.
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
—1 Juan 1.7
Me deleito mucho en el SEÑOR; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas.
—Isaías 61.10 (NVI)
Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».
—Juan 8.12 (NTV)
Jesus loves you.