
ANDA CONMIGO en la libertad del perdón. El camino por el que vamos tú y yo es a veces empinado y resbaladizo. Si vas con una carga de culpa sobre tus espaldas estás expuesto a tropezar y caer. Si me lo pides, te libraré de ese peso y lo sepultaré a los pies de la cruz. Cuando ya no esté, ¡te sentirás absolutamente libre! Párate firme sobre tus pies en mi Presencia de modo que nadie pueda intentar volver a poner una carga sobre tus espaldas. Mira mi rostro y siente el calor de mi luz-amor alumbrándote. Es este amor incondicional que te libera tanto de tus miedos como de tus pecados. Pasa tiempo disfrutando en la luz de mi Presencia. Al conocerme más y más íntimamente, te sentirás admirablemente libre.
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación.
—Salmo 68.19
Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
—1 Juan 1.7–9 (NVI)
En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios.
—1 Juan 4.18 (NTV)