
octubre 11
YO SOY LA CULMINACIÓN de todas tus esperanzas y deseos. Yo soy la A y la Z, el que es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Antes que me conocieras, expresaste tus deseos en cuanto a establecer una relación conmigo y lo hiciste de maneras angustiosas. Siempre fuiste vulnerable al mal que te rodea en el mundo. Pero ahora, mi Presencia te protege al envolverte en mis brazos amorosos. Yo te llamé de las tinieblas a mi luz maravillosa.
No obstante que he traído a tu vida muchos deleites, ninguno es esencial. Recibe mis bendiciones con manos abiertas. Disfruta mis dones pero no te aferres a ellos. Pon tu atención en el Dador de todo lo bueno y perfecto y descansa en la convicción de que en mí estás completo. Una cosa que es absolutamente necesaria y que jamás debes perder es mi Presencia en ti.
Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio.
—Salmo 62.5–8
«Yo soy el Alfa y la Omega -dice el Señor Dios-, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.»
—Apocalipsis 1.8 (NVI)
Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.
—1 Pedro 2.9 (NTV)
De lo alto nos viene todo lo bueno y perfecto. Allí es donde está el Padre que creó todos los astros del cielo, y que no cambia como las sombras
–Santiago 1:17








