Confiando en Dios!

noviembre 11

NO DEJES que circunstancia alguna te intimide. Mientras más desafiante sea tu día, más de mi poder pongo a tu disposición. Si tiendes a pensar que yo te capacito igual todos los días, no es así. Una de las primeras cosas que haces al despertar es evaluar las dificultades que esperas encontrar, midiéndolas con el metro de tu capacidad promedio. Este es un ejercicio no realista.

Yo sé todo lo que trae tu día y te capacito en relación con esa realidad. El grado al cual te fortalezco en un día dado está basado principalmente en dos variables: lo difícil de tu circunstancia y tu disposición a depender de mí para ayudarte. Trata de ver los desafíos del día como oportunidades para recibir más de mi poder que lo usual. Busca mi rostro para todo lo que necesitas y observa lo que haré. Tu fortaleza sea como el largo de tus días.

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,

—Efesios 1.18–20

Recurran al SEÑOR y a su fuerza; busquen siempre su rostro.

—Salmo 105.4 (NVI)

Que los cerrojos de tus puertas sean de hierro y de bronce, que vivas protegido todos los días de tu vida.

—Deuteronomio 33.25 (NTV)

Bástate mi gracia…!

04 de noviembre de 2019

pero Dios me ha contestado: «Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.» Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí.

2 Corintios 12:9 [TLA]

“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.”

Nuestra debilidad debe ser valorada en la medida que abre paso a la fortaleza divina. No podríamos haber conocido nunca el poder de la gracia si no hubiéramos experimentado la debilidad de la naturaleza. Bendito sea el Señor por el aguijón en la carne y el mensajero de Satanás, ya que nos encaminan a la fortaleza de Dios. Esta es una preciosa palabra que brota del propio labio del Señor. Ha llevado a este escritor a reír de gozo. ¡La gracia de Dios es suficiente para mí! Estoy seguro que es así. ¿Acaso no basta el cielo para el pájaro, y no basta el océano para el pez? El Todo suficiente es suficiente para mi mayor necesidad. Aquel que es suficiente para la tierra y el cielo, es en verdad capaz de satisfacer el caso de un pobre gusano como yo. Apoyémonos, entonces, en nuestro Dios y en Su gracia. Si no quitara nuestro dolor nos daría la capacidad de aguantarlo. Su fortaleza será derramada sobre nosotros hasta que el gusano remonte las montañas; y quien es un don nadie saldrá victorioso sobre todos los encumbrados y poderosos; pues aun si fuésemos mil veces más fuertes de lo que somos, eso sería igual a nada delante del enemigo; y aunque pudiésemos ser más débiles de lo que somos, lo cual sería muy difícil, podríamos hacerlo todo por medio de Cristo.

Vivir en la presencia de Dios!

SI VIVES PRIMERO Y ANTES que todo en mi Presencia gradualmente te irás sintiendo más consciente de mí que de otras personas y lugares alrededor de ti. Esta percepción no afectará tu relación con otros; más bien aumentará tu capacidad de dar amor y aliento a los demás. Mi paz impregnará tus palabras y tu comportamiento. Seguirás activo en el mundo pero no mezclado con él. No será fácil zarandearte porque mi Presencia amortiguará el estallido de tus problemas.

Este es el camino que he preparado delante de ti. En la medida que lo andes confiadamente, experimentarás abundante vida y paz.

Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrará todo el día, y en tu justicia será enaltecido.

—Salmo 89.15–16

Siempre tengo presente al SEÑOR; con él a mi derecha, nada me hará caer.

—Salmo 16.8 (NVI)

Que Dios les dé cada vez más gracia y paz a medida que crecen en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.

—2 Pedro 1.2 (NTV)

El perdón!

ANDA CONMIGO en la libertad del perdón. El camino por el que vamos tú y yo es a veces empinado y resbaladizo. Si vas con una carga de culpa sobre tus espaldas estás expuesto a tropezar y caer. Si me lo pides, te libraré de ese peso y lo sepultaré a los pies de la cruz. Cuando ya no esté, ¡te sentirás absolutamente libre! Párate firme sobre tus pies en mi Presencia de modo que nadie pueda intentar volver a poner una carga sobre tus espaldas. Mira mi rostro y siente el calor de mi luz-amor alumbrándote. Es este amor incondicional que te libera tanto de tus miedos como de tus pecados. Pasa tiempo disfrutando en la luz de mi Presencia. Al conocerme más y más íntimamente, te sentirás admirablemente libre.

Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación.

—Salmo 68.19

Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.

—1 Juan 1.7–9 (NVI)

En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios.

—1 Juan 4.18 (NTV)

Búscame!

BÚSCAME con todo tu ser. Deseo que me encuentres para orquestar los acontecimientos de tu vida con este propósito en mente. Cuando las cosas van bien y estás recibiendo bendiciones puedes sentirme sonriéndote. Cuando a lo largo del camino te encuentras con escollos que te perturban el paso, confía que mi luz sigue brillando para ti. Las razones que tengo para permitir que estas adversidades irrumpan en tu vida podrían estar cubiertas de misterio pero mi Presencia continua contigo es una promesa absoluta. Búscame en los buenos tiempos; búscame en los tiempos malos. Siempre me encontrarás con mis ojos puestos sobre ti.

Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.

—Deuteronomio 4.29

Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.

—Hebreos 10.23 (NVI)

El SEÑOR protege a todos los que lo aman, pero destruye a los perversos.

—Salmo 145.20 (NTV)

Confianza en Dios!

DEMUESTRA TU CONFIANZA EN MÍ sentándote en silencio en mi Presencia. Pon a un lado todo lo que tienes pendiente de hacer y rehusa preocuparte por lo que sea. Este tiempo sagrado juntos te fortalecerá y te preparará para poder enfrentar lo que sea que te traiga el día. Al esperar conmigo antes de empezar tus quehaceres cotidianos estarás proclamando la realidad de mi Presencia viviente. Este acto de fe —esperar antes de trabajar— se advierte en el mundo espiritual donde tu demostración de confianza debilita los poderes, las autoridades y los gobernantes de este mundo en tinieblas.

La manera más efectiva para resistir el mal es permanecer cerca de mí. Cuando necesites entrar en acción, yo te guiaré claramente a través de mi Espíritu y de mi Palabra. El mundo es tan complejo y sobre estimulante que fácilmente puedes perder tu sentido de orientación. Llevar a cabo incontables actividades innecesarias drenará tus energías. Cuando pasas tiempo conmigo, yo restauro tu sentido de orientación. Al mirarme a mí buscando que te guíe yo te capacitaré para hacer menos pero lograr mucho más.

Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?

—Lucas 12.22–26

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.

—Efesios 6.12 (NVI)

Pon todo lo que hagas en manos del SEÑOR, y tus planes tendrán éxito.

—Proverbios 16.3 (NTV)

Yo amo a los que me aman…

Yo amo a los que me aman,

y me dejo encontrar

por todos los que me buscan.

Proverbios 8:17 [TLA]

La sabiduría ama a los que la aman, y busca a los que la buscan. El que busca ser sabio, ya es sabio, y el que diligentemente busca la sabiduría, ya casi la ha encontrado. Lo que es válido para la sabiduría en general, es especialmente válido para la sabiduría encarnada en nuestro Señor Jesús. A Él hemos de amar y buscar, y, a cambio, gozaremos de Su amor, y lo encontraremos.

Nuestra obligación es buscar a Jesús pronto en la vida. ¡Felices son los jóvenes que pasan su mañana con Jesús! Nunca es demasiado temprano para buscar al Señor Jesús. Los que buscan temprano tienen certeza de encontrar. Hemos de buscarle temprano con diligencia. Los comerciantes que prosperan se levantan temprano, y los santos que prosperan buscan a Jesús con avidez. Los que encuentran a Jesús para su enriquecimiento se entregan de corazón a buscarlo. Primero, hemos de buscarlo, y por tanto hemos de buscarlo lo más temprano posible. Jesús por sobre todo. Jesús, primero, y ninguna otra cosa, ni siquiera como un mal secundario.

La bendición es que Él será hallado. Él se revela más y más a nuestra búsqueda. Él se entrega más plenamente a nuestra comunión. Felices los hombres que buscan a uno que, cuando es encontrado, permanece con ellos para siempre, un tesoro que se torna cada vez más precioso para sus corazones y sus entendimientos. Señor Jesús, yo te he encontrado; sé encontrado por mí hasta un grado inefable de gozosa satisfacción.

Yo soy un Dios que Sana!

Sano cuerpos quebrantados, mentes quebrantadas, corazones quebrantados, vidas quebrantadas y relaciones quebrantadas. Mi sola Presencia tiene un inmenso poder sanador. Tú no puedes vivir cerca de mí sin experimentar algún grado de sanidad. Sin embargo, es también verdad que no tienes porque no pides. Recibes la sanidad que fluye naturalmente de mi Presencia sea que la busques o no. Pero hay más, mucho más para todos los que piden.

El primer paso para recibir sanidad es vivir siempre cerca de mí. Los beneficios de esta práctica son demasiado numerosos como para enumerarlos. Mientras más y más vives íntimamente conmigo, te revelo mi voluntad en una forma más directa. Cuando es el momento, te incito a que pidas sanidad de algún quebranto tuyo o de alguna otra persona. La sanidad puede ser instantánea o puede ser un proceso. Eso es algo que me corresponde a mí. Tu parte es confiar y darme gracias por la restauración que ha comenzado en tu vida.

Raramente sano todos los males de una vez en la vida de una persona. Aun a mi siervo Pablo le tuve que decir cuando buscaba alivio de un aguijón en su carne: «Debe bastarte mi amor». No obstante, hay mucha sanidad para quienes cuyas vidas están íntimamente entretejidas con la mía. Pidan y se les concederá lo que pidan.

El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.

—Salmo 103.3

Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden.

—Santiago 4.2 (NVI)

Aun cuando he recibido de Dios revelaciones tan maravillosas. Así que, para impedir que me volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera orgulloso. En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me la quitara. Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.

—2 Corintios 12.7–9 (NTV)

«Pidan y se les concederá lo que pidan. Busquen y hallarán. Toquen y se les abrirá la puerta».

—Mateo 7.7 (NBD)

Yo te estoy llamando!

YO TE ESTOY LLAMANDO continuamente para que te acerques a mí. Conozco lo profundo y amplio de tu necesidad de mí. Puedo leer la vacuidad de tus pensamientos cuando deambulan lejos de mí. Ofrezco descanso para tu alma, tanto como reconfortar tu mente y tu cuerpo. A medida que tu llenura de mí aumenta, otros placeres pierden su importancia. Conocerme íntimamente es como tener un manantial privado de gozo dentro de ti. Este manantial fluye libremente desde mi trono de gracia de modo que tu gozo es independiente de las circunstancias que pudieren rodearte.

Esperar en mi Presencia te mantendrá conectado a mí, al tanto de todo lo que te ofrezco. Si sientes alguna deficiencia necesitas reenfocar tu atención en mí. Esta es la manera de confiar en mí en todos los momentos de tu vida.

En verdad que me he comportado y he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.

—Salmo 131.2

Has hecho de él manantial de bendiciones; tu presencia lo ha llenado de alegría.

—Salmo 21.6 (NVI)

Quédate quieto en la presencia del SEÑOR, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.

—Salmo 37.7 (NTV)

Espera encontrar dificultad!

ESPERA ENCONTRAR ADVERSIDAD en tu vida pues, como sabes, vives en un mundo condenado al fracaso. Deja de tratar de encontrar una manera de evitar las dificultades. El problema principal con una vida cómoda es que encubre tu necesidad de mí. Cuando me aceptaste como tu Salvador yo infundí mi vida en ti, capacitándote para que pudieras vivir en un plano sobrenatural dependiendo de mí.

Espera enfrentar las imposibilidades: situaciones totalmente más allá de tu habilidad para manejar. Esta realidad de tu insuficiencia no es algo que deberías tratar de evadir. Es precisamente donde quiero verte, el mejor lugar para que te encuentres conmigo con mi gloria y poder. Cuando visualices ejércitos de problemas marchando hacia donde tú estás, ¡clama a mí! Permíteme pelear por ti. Observa cómo lucho por ti mientras tú esperas a la sombra de mi Presencia omnipotente. El que vive al abrigo del Altísimo, descansará bajo la sombra del Todopoderoso.

Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.

—Apocalipsis 19.1

El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.

—Salmo 91.1 (NVI)

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

–Juan 16:33

Jesús Te Ama