Egipto y Gosén…!

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Será posible vivir en dos mundos a la vez: en Egipto y en Gosén?

El pueblo de Dios tiene que aprender a vivir en Egipto pero sabiendo que existe Gosén; no podemos olvidar que aunque vivimos en este mundo no pertenecemos a el.

Nuestro hogar definitivamente no puede ser Egipto. Mientras estemos en la tierra Dios está con nosotros y viviremos bajo el manual de operaciones de su reino. No podemos perder de perspectiva que nuestro cuerpo será glorificado, no estaremos permanentemente en esta tierra pues Cristo nos tiene una patria nueva esperándonos.

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Tu futuro está en mis manos!

julio 15

¡NO TE PREOCUPES POR EL MAÑANA! Esto no es una sugerencia sino una orden. Yo dividí el tiempo en días y noches, de modo que pudieras tener porciones de vida manejables. Mi amor debe ser suficiente para ti pero lo es solo para un día a la vez. Cuando te preocupas por el futuro, estás acumulando problemas sobre tu frágil ser. Sucumbirás bajo el peso de esta carga la cual nunca pretendí que llevaras.

Con un simple movimiento de confianza podrás deshacerte de esa carga opresiva. Aunque pensamientos de ansiedad te cerquen y se entrecrucen en tu cerebro, mantener tu confianza en mí te llevará directo a mi Presencia. Al afirmarte de esta manera en tu fe, los grilletes de la preocupación caerán instantáneamente. Disfruta de mi Presencia en forma constante confiando en mí en todo tiempo.

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

—Mateo 6.34

Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.

—2 Corintios 12.9 (NVI)

Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio.

—Salmo 62.8 (NTV)

Jesucristo satisface nuestras necesidades!

10 de junio

¿No es esta una asociación maravillosa, que Cristo llevara en sí mismo todo aquello que nos correspondía a nosotros, hasta la tristeza y el desconsuelo y al final, hasta la misma muerte? Ese cuerpo bendito, aunque no vio corrupción, no obstante, estuvo tan muerto como cualquiera otra persona que haya muerto jamás. Cristo tomó todo lo que nos pertenecía en esa maravillosa asociación.

Ahora mira el resultado de esa unión que hace posible que Cristo satisfaga todas nuestras necesidades. Por ejemplo, yo traigo mi pecado pero ante eso, él presenta su redención. Yo le traigo muerte, pero él presenta su resurrección. Yo le llevo debilidad, y él la satisface con su fortaleza. Yo traigo mi maldad, y Dios hace de Cristo mi justicia. Yo le presento mi naturaleza maligna y Dios hace de él mi santificación. Cualquier cosa mala que yo tenga para presentar como contribución a la asociación, él lo cubre con un esplendor de bondad que lo borra y enriquece mi alma mucho más que antes. Oh, qué maravilloso es entrar en asociación con su Hijo, ¡Jesucristo nuestro Señor!

Pero como Jesús no morirá jamás, no necesita pasarle a ningún otro su oficio de sacerdote.

Jesús puede salvar para siempre a los que, por medio de él, quieren ser amigos de Dios. Pues vive eternamente, y siempre está pidiendo a Dios por ellos.

Jesús es el Jefe de Sacerdotes que necesitábamos, pues es santo, en él no hay maldad, y nunca ha pecado. Dios lo apartó de los pecadores, lo hizo subir al cielo, y lo puso en el lugar más importante de todos.

Hebreos 7:24-26 [TLA]

Permanecer siempre en El!

07 de junio de 2018

“Separados de mí no pueden ustedes hacer nada”, dijo nuestro Señor (Joh_15:5) y nosotros hemos conocido la verdad de esa frase al ver los intentos desacertados que han terminado en fracasos funestos; pero en el futuro recordemos esta verdad de manera práctica. Nunca comencemos una obra sin buscar poder de lo alto. A menudo realizamos el servicio cristiano como si nos sintiéramos a la altura del mismo; oramos sin pedirle a Dios que nos prepare el corazón; cantamos —ay hermanos, y cómo sucede esto a nivel mundial— sin suplicarle al Espíritu Santo en lo absoluto que reanime nuestras alabanzas; y temo que algunos de nosotros debemos confesar con pesar que en ocasiones predicamos como si la predicación fuera obra nuestra y no obra del Espíritu Santo que está dentro de nosotros.

Hazlo todo con la fortaleza del Maestro y ¡qué distinto será todo! Reconoce siempre que estés trabajando que tu fortaleza solo proviene del Señor. Nunca permitas que te pase por la mente que como un cristiano experimentado tienes una habilidad para el trabajo que es particularmente tuya, de manera que puedes prescindir de las oraciones pidiendo ayuda divina, algo tan necesario para los jóvenes. Nunca imagines que porque durante muchos años has realizado un servicio con aceptación, puedes, por lo tanto, hacerlo ahora sin una ayuda renovada. Esta es la manera en la que el poder de Dios y la vitalidad de la piedad resultan tan raras en las iglesias. Si no nos sentimos consciente día tras día de la debilidad que mora en nosotros y por consiguiente la necesidad de fortaleza fresca del Altísimo, pronto dejaremos de estar llenos de gracia.

»Si ustedes se mantienen unidos a mí, yo me mantendré unido a ustedes. Ya saben que una rama no puede producir uvas si no se mantiene unida a la planta. Del mismo modo, ustedes no podrán hacer nada si no se mantienen unidos a mí.

Juan 15:4 [TLA]

Venid a mi y estemos a cuentas, dice el Señor!

20 Mayo

CUANDO TUS PECADOS TE PESEN DEMASIADO, ven a mí. Confiésame tus faltas, las que conozco antes que pronuncies la primera palabra. Permanece en la luz de mi Presencia recibiendo perdón, limpieza y sanidad. Recuerda que te he cubierto con mi manto de justicia por lo que nada te podrá separar de mí. Cada vez que tropieces o caigas allí estoy yo para ayudarte.

La tendencia del hombre es ocultarse de su pecado, buscando refugio en la oscuridad. Allí recurre a la autocompasión, a la negación, a la autojustificación, a culpar a otros y a odiar. Pero yo soy la luz del mundo y mi iluminación derrota a las tinieblas. Acércate a mí y deja que mi luz te envuelva sacándote de las tinieblas e inundándote de paz.

Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

—1 Juan 1.7

Me deleito mucho en el SEÑOR; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas.

—Isaías 61.10 (NVI)

Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».

—Juan 8.12 (NTV)

Jesus loves you.

Dios se glorifica en tu debilidad!

mayo 9

NO SEAS TAN INFLEXIBLE CONTIGO. Yo puedo sacar algo bueno hasta de tus errores. Tu mente finita tiende a mirar atrás tratando de deshacer decisiones que hiciste y que te traen un mal recuerdo. Hacer esto es una pérdida de tiempo y de energías y a lo único que te conduce es a la frustración. En lugar de deambular por el pasado, entrégame tus errores a mí. Mírame con confianza en la seguridad que en mi infinita creatividad puedo entretejer las buenas con las malas decisiones para producir una tela amorosa.

Porque tú eres humano, vas a seguir cometiendo errores. Pensar que puedes vivir una vida sin errores es sintomático de orgullo. Tus fracasos pueden ser una fuente de bendición, llevándote a ser más humilde y a relacionarte mejor con las demás personas en sus propias debilidades. Lo mejor de todo, sin embargo, es que tus errores destacan tu dependencia de mí. Yo puedo hacer que del empantanamiento de tus errores surja algo bello. Confía en mí y observa lo que puedo hacer.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

—Romanos 8.28

«Pero yo he puesto mi esperanza en el SEÑOR; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!

—Miqueas 7.7 (NVI)»

Jehová levanta a los caídos!

«Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos.» Salmos 146: 8 ¿Estoy caído? Entonces he de invocar esta palabra de gracia delante del Señor. Es Su manera de proceder, Su costumbre, Su promesa y Su deleite, levantar a los que están caídos. ¿Es un sentido de pecado y la consiguiente depresión de espíritu lo que ahora me turba? Entonces, en este caso, la obra de Jesús está hecha y provista para levantarme y llevar me al descanso. ¡Oh, Señor, levántame por tu misericordia! ¿Se trata acaso de una pérdida sensible o de un grave deterioro en cuanto a mis circunstancias? En esto, nuevamente, el Consolador ha asumido el consuelo. ¡Qué gran misericordia es para nosotros que una persona de la Sagrada Trinidad se convierta en el Consolador! Esta obra será llevada a cabo, pues un Ser tan glorioso la ha convertido en algo de Su particular interés. Algunos están tan caídos, que únicamente Jesús puede liberarlos de su debilidad; pero Él puede hacerlo y lo hará. Él puede restaurarnos la salud, y devolvernos la esperanza y la felicidad. Él lo ha hecho con frecuencia en tribulaciones anteriores, y es el mismo Salvador, y repetirá Sus hazañas de misericordia. Los que estamos hoy caídos y afligidos, seremos puestos en altura, y los que ahora se burlan de nosotros serán grandemente avergonzados. ¡Qué honor es ser levantado por el Señor! Vale la pena sufrir una caída para experimentar el poder enaltecedor del Señor. La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Él te guarda de tus enemigos!

«Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace estar en paz con él.» Proverbios 16: 7. He de ver que mis caminos sean agradables al Señor. Incluso entonces tendré enemigos; y, tal vez, todavía con mayor certidumbre, debido a que me esfuerzo en hacer aquello que es recto. ¡Pero qué promesa es esta! El Señor hará que la ira del hombre le alabe, y la abatirá de tal forma que no me turbará. Él puede constreñir al enemigo a desistir de hacerme daño, aunque tenga la intención de hacerlo. Esto hizo con Labán, que persiguió a Jacob, pero no se atrevió a tocarlo. O puede dominar la ira del enemigo, y volverlo amigable, como lo hizo con Esaú, que se reunió con Jacob de una manera hermanable, aunque Jacob había temido que lo hiriera a él y a su familia con la espada. El Señor puede también convertir a un furioso adversario en un hermano en Cristo, en un compañero obrero, como lo hizo con Saulo de Tarso. ¡Oh, que hiciera esto en cada instancia en que aparezca un espíritu perseguidor! Bienaventurado es el hombre cuyos enemigos son reducidos a ser con él, lo que los leones fueron con Daniel en el foso: ¡tranquilos y amigables! Cuando me enfrente con la muerte, que es llamada el último enemigo, ruego que pueda estar en paz. Mi única gran preocupación ha de ser agradar al Señor en todas las cosas. ¡Oh, hemos de tener fe y santidad; pues estas cosas son agradables al Altísimo! La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Esperanza de gloria!

«El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.» Filipenses 3: 21. Con frecuencia, cuando somos atormentados por el dolor y nos descubrimos incapaces de pensar o de adorar, sentimos que, en verdad, este es»el cuerpo de la humillación nuestra» ; y cuando somos tentados por las pasiones que surgen de la carne, no creemos que la palabra»humillación» sea una traducción demasiado vigorosa en absoluto. Nuestros cuerpos nos humillan; y eso es todo lo mejor que hacen por nosotros. ¡Oh, que fuéramos debidamente humildes, pues nuestros cuerpos nos asemejan a los animales, e incluso nos ligan con el polvo! Pero nuestro Salvador, el Señor Jesús, cambiará todo esto. Seremos transformados a semejanza de Su propio cuerpo de gloria. Esto lo experimentarán todos aquellos que creen en Jesús. Por fe sus almas han sido transformadas, y sus cuerpos experimentarán una renovación tal que los adaptará a sus espíritus regenerados. Qué tan pronto ocurra esta grandiosa transformación, no podríamos decirlo; pero su pensamiento debería ayudarnos a soportar las tribulaciones de hoy, y todas las aflicciones de la carne. En breve, seremos como Jesús es ahora. No más rostros adoloridos, no más miembros hinchados, no más ojos apagados, no más corazones desfallecidos. El viejo no será más un manojo de debilidades, ni el enfermo una masa de agonía.»Semejante al cuerpo de la gloria suya.» ¡Qué expresión! ¡Aun nuestra carne descansará en la esperanza de una tal resurrección! La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román