Generosidad:

¡Una de las tantas palabras que encierran la Navidad!

Proverbios 11:24 enseña una paradoja de generosidad y avaricia: 

«Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo que es justo y acaban en la pobreza» (NBLA), o «Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros retienen indebidamente sus bienes y acaban en la miseria» (NVI), mostrando que la generosidad conduce a la abundancia, mientras que la avaricia lleva a la escasez

En resumen:

  • Dar (ser generoso): Conduce a recibir más (prosperidad, bendición).
  • Retener (ser tacaño): Conduce a la pobreza o miseria. 

Otras versiones del versículo:

  • Reina Valera 1960 (RVR1960): «Hay quienes reparten, y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo que es justo, y vienen a pobreza».
  • Nueva Versión Internacional: “Unos dan a manos llenas y reciben más de lo que dan; otros retienen indebidamente sus bienes y acaban en la miseria». 

Este proverbio destaca el principio de que la generosidad es una inversión que trae recompensa, mientras que el egoísmo resulta contraproducente para el bienestar. 

Y qué mejor ejemplo, que la vida de Jesucristo, que fue entregada por amor para salvarnos.

Por eso, en este tiempo de Navidad, sigamos el ejemplo de Jesus, seamos generosos con otros!

LA BASE BÍBLICA DEL DISCIPULADO



Cuando Jesucristo envió a sus seguidores a hacer discípulos, los doce entendían perfectamente bien lo que tenían que hacer, porque habían sido entrenados durante aproximadamente tres años por el Señor. Si queremos entender de que trata la gran comisión («haced discípulos»), tenemos que ir a la fuente, o sea, ver cómo Jesucristo lo hizo. 

Si analizamos la palabra discípulo (griego mathetes) nos damos cuenta que está palabra aparece más de doscientas veces en los primeros cinco libros del Nuevo Testamento. Algunas cosas saltan a la vista:
  1.  Notamos la importancia de las relaciones en el proceso de hacer discípulos,
  2. acompañado por el énfasis puesto en la instrucción, tanto verbal como a través de la vida compartida del Maestro con sus discípulos.
  3. También observamos el compromiso requerido por Jesucristo de sus discípulos
  4.  y a la misma vez, las señales que marcan el discípulo verdadero de Cristo.
Al final de su ministerio terrenal, Jesús comisionó a sus discípulos para hacer exactamente lo que Él había hecho.
Dios está deseoso que no solo seamos miembros de «x» iglesia o denominación, sino que seamos discípulos comprometidos de Jesucristo. Debe haber una relación entre Maestro y discípulo, una relación íntima con nuestro Señor Jesucristo. Una relación donde seamos receptivos a su sabia enseñanza y nos comprometamos en su obra para que el mundo pueda ver las señales de Cristo en nuestras vidas.
continúa…
(Manual El Discipulado, INSTE)

¿CÓMO ES POSIBLE QUE HAYA UNA TRINIDAD O SEA, UN DIOS DE TRES EN UNO? Serie: La Naturaleza de Dios



Definición de Trinidad: La palabra Trinidad no sólo indica la cantidad de tres, sino que también implica la unidad de los tres. Cuando hablamos de la Trinidad de Dios, nos referimos a una Trinidad de la unidad y a una unidad que es trina.
La Trinidad es uno de los grandes misterios

teológicos. Algunos piensan que porque creemos en el monoteísmo, o sea, en un solo Dios, no podemos aceptar el concepto de la trinidad. Sin embargo, la Biblia enseña que la divinidad consiste en tres personas divinas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que cada una de ellas es totalmente Dios, demostrando cada una la naturaleza divina.  (Mateo 3:16-17)

El Padre es el manantial de la Trinidad, el Creador, la primera causa. Es el pensamiento primario, el concepto de todo lo que fue y será creado, Jesús dijo: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.”  Juan 5:17
El Hijo es el “Verbo” o la expresión de Dios: el “hijo unigénito” del Padre. Si desea saber cómo es el Padre, mire al Hijo. En Juan 14:9, Jesús dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” El Hijo de Dios es el agente de la creación y es nuestro redentor.
El Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad, procede del Padre y es adorado y glorificado junto al Padre y al Hijo.
El Padre, como primer impulsor, genera el pensamiento creador. El Hijo, como agente de la creación, expresa ese pensamiento y el Espíritu Santo activa el mundo creativo y le relaciona con lo que es creado. Inspiró las Escrituras y da poder al pueblo de Dios. El toma las cosas de Jesucristo y nos la hace recordar. Juan 16:8 nos dice que convence al mundo “de pecado, de justicia y de juicio.”

La Trinidad en el Antiguo Testamento:
En el A.T. la doctrina de la Trinidad es implícita más que explícita. Sin embargo, se puede encontrar esta doctrina en el A.T. considerando lo siguiente:
1.       El nombre “Elohim” es plural. Aunque el uso del plural no comprueba la Tri-unidad, es cierto que deja la puerta abierta a la posibilidad de ello. La forma singular de Elohim es Eloah, que se usa solamente 250 veces mientras que la forma plural se utiliza 2.500 veces. El frecuente empleo del plural es un argumento a favor de la pluralidad de la Deidad.
2.       Con frecuencia, cuando Dios habla de sí mismo, usa el pronombre en plural. Gn. 1:26, “entonces dijo Elohim: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Mira también, Gn. 3:22; 11:7; Is. 6:8 (Este último señala la pluralidad “nosotros” en unidad “enviaré”)
3.       Dt. 6:4, conocido como “el Shema”, es la gran confesión de los judíos. Este versículo se usa más que ningún otro para intentar refutar la doctrina de la Trinidad.
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
En hebreo “nuestro Dios” es plural. La palabra hebrea para “uno” en este versículo es “echad”. Una búsqueda de su uso en otros pasajes enseña que “echad” no quiere decir una unidad absoluta sino una unidad compuesta.
Gn. 1:5……………..La mañana y la tarde se combinan en uno (echad)
Gn. 2:24…………..El hombre y la mujer se convierten en uno (echad)
Ez. 37:17………….Dos palos se juntan en uno (echad)
La palabra hebrea que indica unidad absoluta es “yachid” (Gn. 22:2; Jueces 11:34; Jer. 6:26; Amos 8:10; Zac. 12:10). Pero Moisés, bajo la inspiración del Espíritu Santo escogió la palabra “echad” para referirse a Dios.
4.       Hay numerosos ejemplos de versículos que se refieren a la pluralidad de personas en la Deidad. Ver Salmos 45:7-8; Oseas 1:7; Zac. 2:8-9; Ex. 23:20-23
La Trinidad en el Nuevo Testamento:
1.       El bautismo de Cristo se halla en Mt. 3:16-17.  En esta escena se pueden identificar las tres personas de la Trinidad y su acción: La voz del Padre habla desde el cielo. El Padre se refiere a su Hijo (mi hijo amado) y el Espíritu Santo representado como una paloma.
2.       La fórmula bautismal también identifica las tres personas de la Trinidad (Mt. 28:19) Padre, Hijo y Espíritu Santo.
3.       La bendición apostólica de 2 Cor. 13:14 “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”
4.       Quién es Dios en:
Rom. 1:17; Heb. 1:8; Hch 5:3-4
Así que en el Nuevo Testamento la doctrina de la Trinidad se ve con claridad.
Dios es Padre (Gál. 3:20 y Stg. 2:1. Al mismo tiempo, el Hijo (Col. 2:9) y el Espíritu Santo (Juan 15:26).
La Analogía de la Trinidad:
Podemos leer la analogía así: el Padre es Dios, el Hijo es Dios, El Espíritu Santo es Dios; pero el Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo; el Hijo no es el Padre ni es el Espíritu Santo; y el Espíritu Santo no es el Hijo ni el Padre. Son tres personas distintas en un solo Dios. (Ver ilustración)
Bibliografía: Doctrina Fundamental. INSTE

¿ES DIVINO JESUCRISTO?

Sí. La Biblia dice que Él es la imagen – la figura en el espejo – del Dios invisible (Juan 3:3). El Apóstol Juan lo dijo como sigue “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Juan 3:5
Veamos las siguientes características que nos hacen afirmar que Jesús es Dios:
1.       Porque tiene títulos divinos: Tres títulos o nombres de Jesucristo empleados en el Nuevo Testamento definen y afirman su deidad. Los tres son: Hijo de Dios, la Palabra y el Señor.
a.       Hijo de Dios: Este título da por sentado su naturaleza divina. Aunque tal vez sea cierto que en los Evangelios sinópticos no se nos diga que Jesús reclamó el título de Hijo de Dios para sí mismo, es indudable que El lo aceptó cuando otros lo usaron para dirigirse a El. Es el nombre que le es dado por los ángeles al anunciar su venida (Lc. 1:35) y por la voz del cielo en su bautismo y en la transfiguración (Mr. 1:11, 9:7) y por Pedro bajo la inspiración de Dios (Mt. 16:16).
El título Hijo de Dios expresa la relación eterna entre el Hijo y el Padre dentro de la Trinidad. Este término ni implica anterioridad del Padre, ni prioridad, sino función y relación.
Mt. 1:23; Jn. 10:30
b.      La Palabra (o Verbo): Logos.  La palabra es el medio por el cual el hombre se expresa. La Palabra, Jesucristo, es la autoexpresión de Dios. Sólo Juan emplea este título, en Jn. 1:1 y 14; 1 Jn. 1:1; Apoc. 19:13; Heb. 1:1-2.
c.       El Señor:   Fil. 2:10-12 e Isaías 45:22-23 (compara estas dos citas) La frase “Jesucristo es el Señor” tiene una frase correspondiente en Isaías, “Porque yo soy Dios y no hay más.”  En la traducción griega del Antiguo Testamento, el vocablo Señor (Kurios) fue el equivalente de Jehová o Adonai, así que Señor Jesús denota su deidad. Los cristianos primitivos preferían la muerte antes que tener que decir “Cesar es Señor”.
Por lo tanto los tres títulos relacionados con la deidad de Cristo son: Hijo de Dios, La Palabra y El Señor.
2.   Posee los atributos divinos y las cualidades divinas. Versículos donde aparecen sus atributos y cualidades divinas: Jn. 8:58 (preexistencia); Jn. 5:25 (poder para dar vida); Jn. 11:25 (poder sobre la muerte); Heb. 13:8 (inmutabilidad); Mt. 28:18 (omnipotente); Col. 2:9 (enteramente Dios); Jn. 16:30 (omnisciente); Mt. 18:20 Omnipresente, etc.
3.       Cristo ejerce oficios divinos: Jn. 1:3 (Es creador); Col. 1:17 (es sustentador de todo); Mr. 2:5 (perdona los pecados); Jn. 5:22 (ha de ser juez de todos los hombres); Jn. 20:28 (Acepta la adoración); 1Cor. 1:2 (Su nombre debe ser invocado en oración), etc.
Es importante darnos cuenta que Juan escribió su evangelio con el propósito de comprobar la deidad de Jesucristo.
“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.” Juan 20:31