Rodrigo Riaño del Castillo. Comunicaciones que Transforman.
Etiqueta: Devocional
Un Refugio llamado Hogar!
Rodrigo Riaño del Castillo, Comunicaciones que Transforman.
Dios está haciendo cosas nuevas…!
En medio de la crisis Dios está con nosotros!
Dios quiere hacer algo en ti!
Domingo 21 de marzo, 2020.
Sé feliz…a pesar de…!
Referencias:
Rodrigo Riaño del Castillo, Comunicaciones que transforman.
Jesús…nuestra verdadera Navidad!

diciembre 23
¡YO SOY REY DE REYES y Señor de señores que habito en luz tan deslumbrante! También soy tu pastor, tu compañero y tu amigo, que nunca dejará que te sueltes de mi mano. Adórame en mi santa majestad; acércate y descansa en mi Presencia. Me necesitas como Dios tanto como hombre. Solo mi encarnación en aquella primera y lejana Navidad podría satisfacer tu necesidad. Ya que llegué a esa medida tan extrema para salvarte de tus pecados debes estar seguro que te daré, también, junto conmigo, todas las cosas.
Alimenta bien tu confianza en mí como Salvador, Señor y Amigo. No me he guardado nada de lo que tenía para ti. ¡Más bien, me he dignado vivir dentro de ti! Regocíjate en todo esto y mi luz brillará a través de ti en el mundo.
La cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.
—1 Timoteo 6.15–16
Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado! Si ustedes oyen hoy su voz.
—Salmo 95.6–7 (NVI)
Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?
—Romanos 8.32 (NTV)
Así comprobamos el cumplimiento de las profecías, y ustedes hacen bien en examinarlas cuidadosamente. Ellas son como antorchas que disipan la oscuridad, hasta que el día esclarezca y la estrella de la mañana brille en sus corazones.
—2 Pedro 1.19 (NBD)
Dependamos solo de Jesús!
22 de diciembre de 2019
Pedro declaró: —Aunque todos te abandonen, yo jamás te abandonaré.
Mateo 26:33 [NTV]
“Cómo” –podría exclamar alguien- “esta no es una promesa de Dios.” Eso es correcto, pero fue una promesa de un hombre, y por tanto, se convirtió en nada: Pedro pensó que estaba diciendo algo que cumpliría con seguridad; pero una promesa que no tiene un mejor cimiento que una resolución humana, caerá a tierra. Tan pronto surgió la tentación, Pedro negó a su Señor, y recurrió a juramentos para confirmar su negación.
¿Qué es la palabra de un hombre? Una vasija de barro que se quiebra con un golpe. ¿Qué cosa es tu propia resolución? Un capullo que, con el cuidado de Dios, puede convertirse en fruto, pero que, dejado a sí mismo, caerá al suelo con el primer viento que agite la rama. De la palabra de un hombre pende únicamente lo que pueda soportar. No dependas en absoluto de tu propia resolución. De la promesa de tu Dios penden el tiempo y la eternidad, este mundo y el venidero, tu todo y el todo de todos tus seres queridos. Este volumen es una chequera para creyentes, y esta página tiene el propósito de ser una advertencia en cuanto a cuál banco acuden, y cuál firma de cheques aceptan. Apóyense en Jesús sin límites. No confíen en ustedes ni en nadie nacido de mujer, más allá de los debidos límites; pero confíen única y plenamente en el Señor.
La Paz de Dios!
noviembre 21
AGRADÉCEME A LO LARGO DE ESTE DÍA por mi Presencia y mi paz. Estos son dones de proporciones sobrenaturales. Desde mi resurrección he consolado a mis seguidores con estos mensajes: Paz a ustedes; estaré con ustedes siempre. Escúchame mientras te ofrezco mi paz y mi Presencia sin medida. La mejor manera de recibir estos regalos gloriosos es agradeciéndome por ellos.
Nunca será demasiado el tiempo que puedas pasar agradeciéndome y dándome gracias. Yo te creé antes que nada para que me glorificaras. La acción de gracias y la alabanza te pondrán en una relación apropiada conmigo abriendo el camino para que mis riquezas fluyan a ti. Al agradecerme por mi Presencia y mi paz te estarás apropiando de mis dones más apreciados.
Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
—Lucas 24.36
… enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
—Mateo 28.20 (NVI)
Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre.
—Hebreos 13.15 (NTV)
Tiempo de abundancia!
noviembre 12

ESTE ES UN TIEMPO DE ABUNDANCIA en tu vida. Tu copa rebosa con bendiciones. Después de ir montaña arriba durante varias semanas, ahora estás caminando tranquilamente por exuberantes praderas bañadas por la tibieza del sol. Deseo que disfrutes al máximo este tiempo de reposo y fortalecimiento. Es un gozo para mí ofrecértelo.
A veces, mis hijos dudan en recibir mis buenos dones. Falsos sentimientos de culpa los invaden diciéndoles que no merecen ser tan ricamente bendecidos. Este es un pensamiento sin sentido porque nadie merece nada de mí. Mi reino no tiene nada que ver con ganar o merecer; tiene que ver con creer y recibir.
Me pone muy triste cuando uno de mis hijos duda en aceptar mis dones pero muy feliz cuando recibe mis bendiciones copiosas con un corazón agradecido. Mi placer al dar y el tuyo al recibir fluyen juntos en alegre armonía.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
—Salmo 23.5
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
—Juan 3.16 (NVI)
Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.
—Lucas 11.9–10 (NTV)
Si Dios no dudó al entregar a su Hijo por nosotros, ¿no nos dará también, junto con él, todas las cosas?
—Romanos 8.32 (NBD)