Agradecidos con Dios!

marzo 20

DAME LAS GRACIAS POR EL GLORIOSO DON DE MI ESPÍRITU. Esto es como cebar la bomba de un pozo. Al traerme el sacrificio de gratitud, sin importar tus sentimientos, mi Espíritu podrá trabajar más libremente dentro de ti. Esto producirá tanta gratitud y libertad que tu vida se rebalsará de gratitud.

Diariamente estoy derramando bendiciones sobre ti pero a veces no te das cuenta de ello. Cuando tu mente está atascada en un enfoque negativo no te es posible ver ni a mí ni mis dones. Por fe agradéceme por cualquiera cosa que esté ocupando tu mente. Al hacerlo estarás destruyendo el bloqueo y entonces podrás encontrarme.

Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.

—2 Corintios 5.5

Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

—2 Corintios 3.17 (NVI)

Haz que sea la gratitud tu sacrificio a Dios y cumple los votos que le has hecho al Altísimo.

—Salmo 50.14 (NTV)

Buscando su rostro!

marzo 9

AHORRA TUS MEJORES ESFUERZOS BUSCANDO MI ROSTRO. Yo estoy comunicándome constantemente contigo. Para hallarme y escuchar mi voz deberás buscarme por sobre todo lo demás. Cualquiera cosa que desees más que a mí se convierte en un ídolo. Cuando estás decidido a seguir tu propio camino me estás quitando de tu conciencia. En lugar de insistir en ir tras tus propias metas, compártelo conmigo. Deja que la luz de mi Presencia te alumbre en este intento de modo que puedas verlo desde mi perspectiva. Si lo que buscas alcanzar está acorde con mis planes para ti, te ayudaré a conseguirlo. Pero si es algo contrario a mis planes para ti, iré cambiando gradualmente el deseo de tu corazón. Busca el reino de Dios y haz lo que es justo; de este modo el resto de tu vida encajará, pieza por pieza, en su correspondiente lugar.

Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente.

—1 Crónicas 16.11

Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

—Mateo 6.33 (NVI)

Una mejor y perdurable herencia…

«Sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.» Hebreos 10: 34. Esto es bueno. Nuestra herencia aquí es muy poco perdurable: no hay permanencia en ella. Pero Dios nos ha dado una promesa de bien es raíces en la tierra de gloria, y esa promesa viene a nuestros corazones con tan plena garantía de su certeza, que sabemos en nosotros que tenemos una perdurable herencia allá. Sí,»la tenemos» incluso ahora. Hay un dicho que dice:»Más vale pájaro en mano que cien volando» ; nosotros tenemos los cien pájaros volando y en la mano también. El cielo es nuestro incluso ahora. Poseemos los títulos de propiedad del cielo, tenemos la garantía de él, y tenemos las primicias de él. Tenemos al cielo en precio, en promesa y en principio: esto lo sabemos no sólo por oírlo con el oído, sino»en nosotros» . ¿Acaso el pensamiento de una mejor herencia al otro lado del Jordán, no debería reconciliarnos con las pérdidas presentes? Podemos perder el dinero para cubrir los gastos, pero nuestro tesoro está seguro. Hemos perdido las sombras, pero la herencia permanece, pues nuestro Salvador vive, y el lugar que Él ha preparado para nosotros, persiste. Hay una tierra mejor, una mejor herencia, una mejor promesa; y todo esto viene a nosotros a través de un mejor pacto; por tanto, hemos de tener un mejor ánimo, y decirle al Señor:»Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.» La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

El amor de Dios

febrero 25

MANTENTE TRANQUILO EN LA LUZ de mi Presencia mientras te comunico mi amor. No hay fuerza en el universo tan poderosa como mi amor. Tú estás constantemente consciente de tus limitaciones. Las tuyas y las de los demás. Pero mi amor no tiene límites. Llena todos los espacios, tiempo y eternidad.

Tu conocimiento es ahora muy limitado, como si estuvieras viendo una figura en un espejo defectuoso; pero un día verás las cosas como son, cara a cara. Entonces podrás experimentar plenamente cuán amplio y largo y alto y profundo es mi amor por ti. Si tuvieras que experimentar eso ahora, te sentirías abrumado al punto de desfallecer. Pero tienes toda una eternidad por delante, absolutamente garantizada, durante la cual podrás disfrutar mi Presencia en un éxtasis sin restricciones. Por ahora, el conocimiento de mi amorosa Presencia es suficiente para guiarte a lo largo de este día.

Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

—1 Corintios 13.12

Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.

—Efesios 3.16–19 (NVI)

Yo estoy contigo!

febrero 18

YO ESTOY CONTIGO. Estas tres palabras son como una red de seguridad que te protege para no caer en la desesperación. Porque tú eres humano siempre tendrás altos y bajos en la vida. Pero la promesa de mi Presencia pone límites a tu caída. A veces, te podrás sentir como si estuvieras en una caída libre, especialmente cuando la gente y las cosas en las que confiabas no responden. Pero tan pronto como recuerdes que Yo estoy contigo tu perspectiva cambiará radicalmente. En lugar de lamentarte, mírame a mí por ayuda. Recuerda que yo siempre estoy contigo sosteniendo tu mano derecha. Te seguiré guiando toda tu vida con mi sabiduría y consejo, y después te recibiré en la gloria. Esta es, exactamente, la perspectiva que necesitas: la seguridad de mi Presencia y la gloriosa esperanza del cielo.

Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

—Sofonías 3.17

Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.

—Salmo 73.23–26 (NVI)

Venid a mi!

enero 16

VEN A MÍ y descansa en mi amorosa Presencia. Sabes que el día de hoy trae sus dificultades y estás pensando cómo las vas a enfrentar.

El anticiparte a lo que tienes por delante te puede hacer olvidar que yo estoy contigo, ahora y siempre. Volver sobre tus tribulaciones hace que las vuelvas a vivir muchas veces; en cambio, es mejor pasarlas de una vez cuando ocurren. ¡No aumentes tus sufrimientos! Mejor, ven a mí y descansa en mi paz. Yo te fortaleceré y prepararé para este día transformando tus temores en seguridad.

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

—Mateo 11.28–30

Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.

—Josué 1.5, 9 (NVI)

Una segunda oportunidad

Puede ser que te encuentres en medio del tumult de la ciudad o en la quietud de la montaña, Su presencia será tu delicia y durante ese encuentro descubrirás que Su amor te brindará una nueva oportunidad.

Al igual que Jonás, descubrí que la presencia es mayor que las circunstancias. También aprendí que el corazón del hombre es el único muro que oscurece el resplandor de Su presencia. Pero también pude entender que para la dureza del alma, Dios tiene la medicina y es el quebrantamiento. Cuando estamos dispuestos a admitir nuestro error, la tibia presencia del Padre vuelve a revelarse en gracia hacia nosotros.

¿Quieres vivir más intensamente en la presencia de Dios? Entonces no rehúses ser confrontado con la verdad. ¿Anhelas subir a una dimensión más alta? Pues debes cruzar el estrecho puente que lleva al corazón a rendirse. ¿Estás quejándote de una “cárcel” de la quieres salir? ¿Por qué no escuchar Su tierna voz apuntando al secreto de tu corazón?

¿Estás huyendo a Tarsis? ¿Estás llorando porque no percibes a Dios? ¿No lo has oído? Está gritando en las olas y silbando en el viento. Su ojo te sigue y su alma te extraña. No te extrañes si de camino te sorprende Su amor…

Mira las maravillas que Dios hará.

«Cosas mayores que estas verás.» Juan 1: 50. Esto fue dicho a un creyente semejante a un niño, que estaba listo a aceptar a Jesús como el Hijo de Dios, el Rey de Israel, sobre la base de un solo argumento convincente. Aquellos que están dispuestos a ver, verán: es debido a que nosotros cerramos nuestros ojos que nos volvemos tan tristemente ciegos. Hemos visto demasiado. Cosas grandes e inescrutables nos ha mostrado el Señor, por las cuales alabamos Su nombre; pero hay mayores verdades en Su Palabra, mayores profundidades de experiencia, mayores alturas de comunión, mayores obras de utilidad, mayores descubrimientos de poder, y amor, y sabiduría. Todas estas cosas hemos de ver todavía si estamos dispuestos a creer a nuestro Señor. La facultad de inventar falsa doctrina es ruinosa, pero el poder de ver la verdad es una bendición. El cielo será abierto para nosotros, el camino hacia allá será allanado para nosotros en el Hijo del hombre, y el comercio angélico que ocurre entre el reino superior y el reino inferior nos será manifestado. Mantengamos nuestros ojos abiertos a los objetivos espirituales, y esperemos ver más y más. Hemos de creer que nuestras vidas no se gastarán hasta convertirse en nada, sino que estaremos siempre creciendo, viendo cosas mayores y mayores cada vez, hasta contemplar al mismo Gran Dios y no perderlo de vista nunca más. La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

Confía en mi!

diciembre 29

¡CONFÍA EN MÍ con cada fibra de tu ser! Lo que pueda lograr en y a través de ti es proporcional a cuánto dependas de mí. Un aspecto de esto es el grado de confianza que me tienes cuando se presenta una crisis o tienes que hacer una decisión especialmente grande. Algunas personas fallan lamentablemente en esto mientras otras enfrentan muy bien los tiempos difíciles. Otro aspecto es aun más contundente: la perseverancia de tu confianza en mí. La gente que confía en mí en medio de la adversidad tiende a olvidarme cuando la vida transcurre suavemente. Los tiempos difíciles pueden sacudirte para que estés consciente que me necesitas mientras que cuando la navegación es suave eso te puede inducir a caer en el letargo de la autosuficiencia.

Yo me preocupo tanto por tus pequeños pasos de confianza en la vida diaria como por tus dramáticos saltos de fe. Quizás pienses que nadie se da cuenta, pero yo, que siempre estoy a tu lado, me doy cuenta de cada cosa. Y me regocijo. Confiar, en forma consecuente, en mí es vital para prosperar en mi Presencia.

Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.

—Salmo 40.4

Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal?

—Salmo 56.3–4 (NVI)

Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio.

—Salmo 62.8 (NTV)

Él cuidará en perfecta paz a todos los que confían en él y cuyos pensamientos buscan a menudo al SEÑOR. Confíen siempre en el SEÑOR Dios, porque en el SEÑOR hay fortaleza eterna.

—Isaías 26.3-4 (NBD)

Jesus volverá!!

«Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.» Hechos 1: 11. Muchos están celebrando en este día la primera venida del Señor; volvamos nuestros pensamientos a la promesa de Su segunda venida. Esta es tan cierta como el primer advenimiento, y deriva de ella una gran medida de su certidumbre. Aquel que vino como un humilde hombre para servir, vendrá con seguridad para recibir la recompensa de Su servicio. Aquel que vino para sufrir no se demorará en venir para reinar. Esta es nuestra gloriosa esperanza, pues compartiremos Su gozo. Hoy nos encontramos en nuestra ocultación y humillación, de la misma manera que se encontró Él mientras estuvo aquí abajo; pero cuando Él venga, será nuestra manifestación al tiempo que será Su revelación. Los santos muertos vivirán en Su aparición. Los denigrados y los despreciados resplandecerán como el sol en el reino de Su Padre. Entonces los santos se mostrarán como reyes y sacerdotes, y los días de su lamentación habrán llegado a un término. El prolongado reposo y el esplendor inconcebible del reino del milenio serán una recompensa abundante para las épocas de testimonios y de guerras. ¡Oh, que el Señor venga! ¡Él viene! Él viene en camino y se aproxima rápidamente. ¡El sonido de Su llegada ha de ser como música para nuestros corazones! ¡Que tañan las campanas de la esperanza! La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román