Isabel Johanning, misionera costarricense en Africa

Isabel Johanning Mora, odontóloga y misionera costarricense, llegó por primera vez a Guinea Bissau en 1993, con el interés de ayudar con su profesión y de forma gratuita, a las personas pobres de este país. Su trabajo lo realizó en las ciudades de Bissau y Gabú, en las cuales aprovechó también para predicar las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo.
Después de cuatro meses, Isabel se contagió con una fuerte malaria, mal endémico de esta tierra, lo que la obligó a viajar a Costa Rica. Allí tuvo que permanecer un año y medio a fin de recuperarse de la enfermedad. Pese a que médicamente se le recomendó no volver a Guiné Bissau, esta misionera tomó la determinación de regresar y fue así como en 1995 salió nuevamente hacia a Guiné, esta vez para quedarse permanentemente.

ALGO DE HISTORIA
En mayo de 1995, los misioneros cristianos Isabel Johanning, Henrique Adas, Rosemarie Adas, Eugenia Castro y Cesar Herrera, llegan a Guinea-Bissau con el objetivo de ayudar a los más necesitados en sus luchas diarias y en su necesidad espiritual.
Pronto fue evidente la gran cantidad de niños huérfanos, afectados por el abandono y la desnutrición, lo que les motivó hacer algo a favor de ellos. Y fue así como inició un ministerio de amor llamado Casa Emanuel, cuyo significado es «Dios con nosotros».
La primera niña en llegar fue Mariana, de apenas 7 meses de edad y con tan solo 1500 gramos de peso. En adelante, ella sería el símbolo de la misericordia de Dios para los niños y niñas huérfanos de Guiné Bissau.
Posteriormente, a finales de junio de 1998, durante la guerra civil en Guinea-Bissau, las misioneras costarricense, lsabel y Eugenia y nueve niños pequeños, fueron ayudados por los reporteros de la Televisión Portuguesa , RTP a salir del país, encontrando refugio y ayuda en la Casa de Misericordia de la Ciudad de Barreiro, en Portugal.
En 1999, en una operación de movilización, logran regresar a Guiné Bissau a continuar su trabajo. En poco tiempo el número de niños fue creciendo y junto con ellos los retos por enfrentar, como la falta de una casa para los niños, un pozo de agua, un generador de electricidad, etc. Gracias a la intervención milagrosa de DIOS con el pasar del tiempo, se logra la realización de grandes proyectos.

Estemos orando por Isabel, el equipo de misioneros y los niños que están en el Hogar. Gracias doy a mi Dios por gente que se ha parado en la brecha por estos niños y su situación y sin doblegarse han caminado en fe y valor.

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